Desde mi ventana

#EnergiaPositiva

Mes por mes, estación por estación, la vista desde mi ventana va cambiando. Vivo en el hemisferio norte, por lo que en enero los árboles quedan pelados, y la hierba es como paja seca de un color marrón apagado. En marzo aparecen indicios de nueva vida. Asoman pequeñas yemas en las ramas, y las flores se abren paso en medio de la tierra mojada, que a primera hora de la mañana todavía se adorna de escarcha.

Retornan los pájaros, que se dedican a buscar comida y construir sus nidos. La colina que está a lo lejos adquiere un tono verde pálido, el de la hierba que brota entre los restos amarillos del año anterior.

Llegado mayo, se abren los capullos, y todos los días salen nuevas hojas. En los árboles y arbustos hay muchísima actividad. Da la impresión de que se hubiera desenrollado una gruesa alfombra verde que cubre todos los espacios vacíos. Todo es vida y movimiento en las laderas. Los corderos recién nacidos se acurrucan junto a sus madres, mientras las vacas rumian en suculentos pastizales.

Julio. Todos los árboles exhiben una frondosa copa. Los canteros de mi jardín están en plena floración, con macizos amarillos, rosados, rojos y blancos. La hierba de color esmeralda se motea de pequeñas margaritas blancas con radiantes caritas amarillas. Las aves canoras revolotean de rama en rama.

Septiembre. El verde follaje se va tornando dorado y rojo. Las flores comienzan a desaparecer. El rumor melancólico del viento entre la hierba alta anuncia el fin de una estación.

Octubre. Las hojas caen de los árboles. Unas pocas flores luchan por sobrevivir, pero van perdiendo sus pétalos con cada ráfaga del frío viento otoñal.

Noviembre. La ladera del cerro ha vuelto a quedar vacía. Han encerrado el ganado, y los árboles están desnudos, salvo por unos pocos copos de nieve. Los últimos verdes se van desvaneciendo.

Los cambios son intrínsecos a la naturaleza. ¡Ojalá los aceptemos nosotros con la misma dignidad y gracia que el mundo que nos rodea!

Eclesiastés 3:1 – Todo tiene su momento oportuno; hay un tiempo para todo lo que se hace bajo el cielo:

Daniel 2:21 – Él cambia los tiempos y las épocas, pone y depone reyes. A los sabios da sabiduría, y a los inteligentes, discernimiento.

Génesis 8:22 – »Mientras la tierra exista, habrá siembra y cosecha, frío y calor, verano e invierno, y días y noches.»