LA PULSERA VERDE

#Devocional

Nunca olvidaré la primera vez que asistí al festival de rock Exit, que se celebra anualmente a la sombra de una imponente fortaleza en Novi Sad, bonita ciudad serbia a orillas del río Danubio. Había escenarios en todas partes. Multitudes pululaban por las calles. Grandes tiendas de campaña resonaban con los más variados estilos de música. Se sentía el aroma del ćevapi —el plato de carne típico— y se respiraba un ambiente de fraternidad, informalidad y libertad. Con todo y con eso, hubo un momento en que pensé que yo no iba a poder participar en el evento.

Había viajado desde Bosnia con un chico danés que, como yo, era voluntario, y unos colegas que organizaban labores humanitarias en Serbia y Kosovo nos recibieron a la entrada del recinto. El plan consistía en reunir a un grupo de 50 y tantos voluntarios que, por medio de la música, transmitieran a la juventud el amor de Dios y dieran un mensaje contra las drogas y la violencia.

Nos habían asegurado el ingreso gratis; pero por desgracia eso no se materializó. Los organizadores nos ofrecieron un descuento, pero no podían dejarnos pasar sin pagar.

Mi compañero y yo no sabíamos qué hacer. No era tanto dinero, pero contábamos con escasos recursos. Si pagábamos la entrada nos arriesgábamos a quedarnos cortos de dinero para el viaje de regreso. Lo otro era volver inmediatamente a casa, sin realizar nada de lo que habíamos ido a hacer. ¡Cómo envidiábamos a los que llevaban las pulseras de color verde brillante que permitían entrar al recinto del evento!
Entonces se nos acercó una mujer a la que no conocíamos y se puso a conversar con nosotros. Cuando nos presentamos, exclamó:
—¡Uy, he oído hablar de su trabajo en Sarajevo! Tengo que ir a buscar algo; ¿me esperan un rato?

La mujer —que se llamaba María— regresó a los pocos minutos con un par de pulseras verdes, una para cada uno. Mientras nos ponía las pulseras en la muñeca comentó:

—Tenía pensando comprar algunos recuerdos, pero me parece más importante que ustedes puedan entrar.

Eso fue el comienzo de una magnífica experiencia en el festival Exit. Cantamos en las calles y en las plazas, distribuimos impresos cristianos, participamos en dramatizaciones cortas con mensaje, sostuvimos innumerables conversaciones con gente de diversas edades y nacionalidades, oramos con cientos de personas y pasamos unos días inolvidables con nuestros amigos.

Gracias, María, por tu generosidad, que hizo posible nuestra participación.

Filipenses 4:19 (NVI) Así que mi Dios les proveerá de todo lo que necesiten, conforme a las gloriosas riquezas que tiene en Cristo Jesús.

2 Corintios 12:9 (NVI) pero él me dijo: «Te basta con mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad.» Por lo tanto, gustosamente haré más bien alarde de mis debilidades, para que permanezca sobre mí el poder de Cristo.

Romanos 8:1 (NVI) Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús,

http://pagead2.googlesyndication.com/pagead/show_ads.js