UN HOGAR MÁS FELIZ

Según el doctor James Bossard, antiguo profesor de sociología de la Universidad de Pensilvania, una de las facetas más descuidadas de la vida en familia es el modo en que los padres hablan delante de sus hijos. Luego de analizar extensas grabaciones de los intercambios que se dan a la hora de comer, el doctor Bossard afirmó: «Descubrí que todas las familias siguen ciertos hábitos de conversación bien marcados y que el más corriente de todos es el de criticar. En esas familias casi nunca se dice nada bueno de nadie. No paran de quejarse de sus amigos, de sus parientes, de sus vecinos y de casi todos los aspectos de su vida, desde las largas colas de los supermercados hasta la estupidez de su jefe.

»Ese ambiente familiar constantemente negativo tiene un efecto desastroso en los niños, de los que un alto porcentaje es antisocial y goza de escasa aceptación entre sus compañeros. Además, esa pauta de hostilidad muchas veces conduce a conflictos entre los propios miembros de la familia. Los chicos interiorizan ese patrón de comportamiento y eso luego les genera dificultades.

»Hace muchos siglos —destaca el doctor Bossard— un gran Maestro nos indicó que es mucho más importante lo que sale de la boca que lo que entra en ella».

Jesús enseñó que nuestras palabras revelan nuestra calidad moral. Dijo: «De la abundancia del corazón habla la boca». Y también: «El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca buenas cosas; y el hombre malo, del mal tesoro saca malas cosas». No hay, pues, modo alguno de cambiar el tenor de nuestras palabras, como no sea transformando el espíritu del que brotan. Las palabras que nacen de un corazón en el que habita el Espíritu de amor de Dios tienen un sabor y una fuerza que corresponde a su profundidad.

¿Cómo puede estar uno tan lleno del Espíritu de Cristo que este lo guíe en todo lo que diga? Eso solo sucede cuando uno pasa tiempo con Él, alimentándose de Su Espíritu y de Su amor. Conviene que leas Su Palabra escrita, la Biblia, dejando que te hable al alma por medio de la oración y la reflexión.

Si pasas ratos íntimos con Jesús —fuente de toda bondad, amabilidad y mansedumbre—, irás profundizando tu relación con Él y te darás cuenta de que tus palabras transmiten Su Espíritu, con lo que ejercerás una mayor influencia para bien en las personas con quienes tengas relaciones afectivas.

Hechos 2:42 (NVI) Se mantenían firmes en la enseñanza de los apóstoles, en la comunión, en el partimiento del pan y en la oración.

1 Corintios 10:16 (NVI) Esa copa de bendición por la cual damos gracias, ¿no significa que entramos en comunión con la sangre de Cristo? Ese pan que partimos, ¿no significa que entramos en comunión con el cuerpo de Cristo?

Hechos 20:7 (NVI) El primer día de la semana nos reunimos para partir el pan. Como iba a salir al día siguiente, Pablo estuvo hablando a los creyentes, y prolongó su discurso hasta la medianoche.