La mejor seguridad

#Devocional

Lo mejor que podemos hacer cuando el mundo se viene abajo es resguardarnos en la esfera de protección divina. «El que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente. Diré yo al Señor: “Esperanza mía y castillo mío; mi Dios, en quien confiaré”. Él te librará del lazo del cazador, de la peste destructora. Con Sus plumas te cubrirá, y debajo de Sus alas estarás seguro; escudo y adarga es Su verdad. No temerás el terror nocturno, ni saeta que vuele de día, ni pestilencia que ande en oscuridad, ni mortandad que en medio del día destruya. Caerán a tu lado mil, y diez mil a tu diestra; mas a ti no llegará».

Aunque alrededor haya guerras y revueltas y reine la confusión, se puede tener paz interior gracias al Príncipe de Paz, Jesucristo. Él nunca deja indefensos a los que confían en Él. El secreto radica en tener una relación íntima con el Señor, vivir en sintonía con Él y seguir lo que dice Su Palabra, la cual nos fortalece espiritualmente.
Quienes creen en Dios y depositan en Él su confianza cuentan indudablemente con Su auxilio y protección. Un episodio bíblico muy alentador en ese sentido es el de Rahab la ramera en la antigua ciudad de Jericó. Gracias a que Rahab tuvo fe y arriesgó su vida por asistir a dos espías que estaban al servicio de Dios, cuando la ciudad fue sitiada y destruida por un ejército invasor, la única parte del muro que no cayó fue la pequeña sección donde estaba ubicada su casa. Ella y sus familiares sobrevivieron, y los conquistadores no les hicieron daño.

Quienes han hecho todo lo posible por vivir conforme a lo que saben que Dios espera de ellos obtienen muchas veces protección divina en medio de una catástrofe natural o de algún desastre provocado por el hombre. «El Señor sabe librar de la prueba a los que viven como Dios quiere». Ahora bien, eso no quiere decir que Él no vaya a permitir que suframos daño alguna vez. Él promete librarnos; pero en ciertos casos sabe que la mejor forma de terminar con nuestro sufrimiento es llevarnos a casa, al Cielo. Por eso, si has aceptado a Jesús como tu Salvador, lo peor que te puede suceder es que te mueras y te vayas al Cielo más pronto de lo que pensabas. No tienes motivo de preocupación, pues de una manera u otra, sea aquí o sea allá, Él cuidará de ti con mucho amor.

Además, conviene tener presente que cuando le ocurre un percance a una persona que ama a Dios, Él desea que ello redunde en algún bien. «A los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien». No te inquietes cuando te sobrevenga una época de pruebas y tribulaciones, ni vayas a pensar que es señal de que Dios no te ama o de que te ha desheredado. Dios ha posado sobre ti Su mano, y eso es lo que sientes. Se está valiendo de la situación para convertirte en la persona que Él sabe que puedes llegar a ser, o está haciendo que otros factores redunden en tu beneficio. Por difícil que te parezca ver lo bueno que puede depararte esa situación, eso es lo que se propone y lo que te promete.

Estás en Sus manos. Ten, por tanto, la certeza de que «el que comenzó en ti la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo». Esas pruebas son pasajeras. Entretanto, Él te guarda.

A los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien

Tras la noche más lóbrega de la Historia veremos el más radiante amanecer. Las sombras que se ciernen rápidamente sobre el mundo son las de la Gran Tribulación, tres años y medio aterradores en los que un dictador despiadado conocido como el Anticristo gobernará el mundo; por otra parte, la aurora simboliza la venida de Cristo. Antes de mejorar, la situación empeorará. No obstante, a pesar de las tinieblas cada vez más densas que cubrirán el mundo, sabemos que todo terminará bien. La hora más oscura es justo antes del amanecer. Por eso, cuanto antes empeoren las cosas, antes mejorarán.

Si bien tendremos que pasar por negros momentos de pruebas y tribulaciones, luego saldrá un sol radiante que disipará todas las penas. Nuestras aflicciones se esfumarán como una pesadilla. Un día de estos, Jesús parará el mundo para que nos bajemos. Nos librará de toda esta angustia y confusión y nos trasladará a esa dimensión de ensueño que hay más allá, a espléndidos lugares celestiales donde reinan la paz, la quietud, la belleza y el amor. ¡Un ratito más y veremos Su gloriosa alborada!

2 Pedro 2:9 (NVI) Todo esto demuestra que el Señor sabe librar de la prueba a los que viven como Dios quiere, y reservar
a los impíos para castigarlos en el día del juicio.

Romanos 8:28 (NVI) Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han
sido llamados de acuerdo con su propósito.

Filipenses 1:6 (NVI) Estoy convencido de esto: el que comenzó tan buena obra en ustedes la irá perfeccionando hasta el
día de Cristo Jesús.