02 de Mayo: Una Fe Elogiada

Escucha:

Al oírlo Jesús, se maravilló, y dijo a los que le seguían: De cierto os digo, que ni aun en Israel he hallado tanta fe. (Mateo 8:10)

Piensa:

Un soldado graduado fue a Cafarnaún, la ciudad donde vivía Jesús, para hacerle una petición. Un hombre que le servía, estaba sufriendo y el centurión sabía que Jesús podía curarlo. Jesús recibe a este hombre de la ley y dice que curará a su servidor. Pero el hombre dice: Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; solamente di la palabra, y mi criado sanará. Porque también yo soy hombre bajo autoridad, y tengo bajo mis órdenes soldados; y digo a éste: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace. (Mt 8.8,9).

Aquí se destacan dos cosas: la humildad y la fe. Este hombre tenía bajo su mando un centenar de soldados. Sin embargo, no tenía orgullo ni arrogancia. Se consideraba indigno de recibir a Jesús en su casa. Para él, una palabra de Jesús era suficiente y la enfermedad de su criado sería erradicada. El centurión estaba totalmente convencido de que todo lo que Jesús quería, podía hacerlo. Sabía que su orden era definitiva e irrevocable.

Estaba seguro de que lo imposible de los hombres era posible para Jesús. Jesús no sólo ordenó una palabra de curación para su criado, sino que también alabó su fe, dejando claro que ni siquiera la gente del pacto tenía una fe tan simple y al mismo tiempo tan robusta.

Bendita sea la fe que se apropia de la bendición y recibe la alabanza de aquel que nos bendice.

Ora:

Señor, forja en mi una fe digna de ser elogiada como la del centurión; esa fe sólida que confía en Tu poder aún cuando las circunstancias parecen insorteables o imposibles de resolver. Una fe que cree en que ese grandioso poder supera el entendimiento del hombre y puede lograr imposibles. Amén.

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