Escucha:
Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas? (Mateo 6:26)
Piensa:
Jesús como perfecto Maestro nos muestra El segundo argumento de la confianza en la providencia de Dios y deriva de una hermosa referencia a las aves o tribus emplumadas. Mirad, dijo el Salvador, mirad las aves del cielo: no tienen ninguna ansiedad en cuanto a la provisión de sus necesidades; no siembran, ni cosechan; llenan el bosque con música, y encuentran la luz de la mañana que viene con sus cantos, y derraman sus notas en la profundidad de la noche, sin preocuparse por la provisión de sus necesidades
Y es que Jesús utiliza la figura de las aves del cielo para ilustrar el cuidado del Creador por toda su creación; para reafirmar las designaciones del Señor cuando estableció la naturaleza. Y esta acción de Dios está relacionada con su cuidado del hombre, la corona de su creación (Salmo 8:5) y la expresión de su imagen
(Génesis 1:26).
Con esta analogía, lo que Jesús quiere dejar claro a sus oyentes es que el “hombre”, como creación de Dios para su relación personal y libre, está rodeado de todos los recursos y elementos capaces de sostenerlo en las situaciones más adversas, y que el mismo Señor proveerá lo que sea necesario.
Lo más importante que debemos tener en cuenta es que el Señor espera que seamos conscientes, que no renunciemos a nuestras responsabilidades y que usemos nuestras habilidades para nuestro propio bien.
El hombre necesita comprometerse con su medio de vida, trabajar, esforzarse y producir. La Palabra de Jesús debe llenarnos de esperanza, ya que enfatiza que si por alguna razón nuestros esfuerzos se ven frustrados, el Creador proveerá todo lo que necesitemos.
Y es que nada puede agotar la provisión perfecta y suficiente de Nuestro Señor.
Ora:
Señor, Tu provisión perfecta, suficiente e inagotable, es también suficiente para mis pequeñas necesidades. Que no olvide esta verdad en la adversidad, sino que me haga mas firme en ella, sabiendo que me darás aquello que necesito, siempre conforme a Tu grandiosa voluntad. Amén.
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