Escucha:
Tu palabra es una lámpara a mis pies; ¡es la luz que ilumina mi camino! (Salmos 119:105)
Piensa:
Es cierto que todos tenemos espacio para crecer y mejorar en nuestra relación con Dios. Solía desanimarme acerca de lo lejos que tenía seguir, y parecía que me lo recordaba todos los días, a veces cada hora. Tenía una sensación constante de fracaso, una sensación de que yo no era lo que necesitaba ser, no estaba haciendo lo suficiente y necesitaba esforzarse más. Sin embargo, cuando más lo intentaba, solo fallaba nuevamente.
Ahora he adoptado una nueva actitud: no estoy donde necesito estar, pero gracias a Dios que no estoy donde solía estar. ¡Estoy bien, y voy en camino! Ahora sé con todo mi corazón que Dios no está enojado conmigo solo porque todavía no he llegado. Él está complacido de que sigo adelante y permanezco en el camino que Él preparó para mí.
Y es que no se trata de ser perfectos o de cumplir con un calendario. El plan de Dios para nuestra vida es variable, con sobresaltos, verdas estrechas, situaciones apremientes, pero tambien alegrías y maravillosas bendiciones. Es una carrera de perseverancia y resistencia y no de velocidad, por lo que nuestro Padre, no desea apurarnos, ni espera de nosotros una marcha rapida, sino un andar constante aceptando la gracia de Su voluntad.
Si tú y yo simplemente “seguiremos adelante”, Dios estará complacido con nuestro progreso. Él ha prometido iluminar el camino que tenemos delante de nosotros. A lo mejor no conocemos el camino y de pronto podamos tropezar de vez en cuando, pero Dios es fiel. ¡Él ve tu progreso, está orgulloso de ti, y Él va a ayudarte a mantenerte en el camino correcto!
Ora:
Señor, no me desanimaré acerca de dónde estoy. Ya me has traído muy lejos, y Sé que continuarás iluminando mi camino. Amén.
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