Escucha:
Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman. (Santiago 1:12)
Piensa:
Durante dos inviernos consecutivos en Florida, las heladas han golpeado con fuerza la zona donde vivo. El primer invierno, heló tres noches seguidas; y el segundo invierno, heló 11 noches sin parar. Cubrir las plantas para protegerlas del frío ayudó el primer invierno, pero no el segundo. Un color marrón dominó el paisaje durante muchas semanas como prueba de que el follaje había sucumbido al frío, los expertos aconsejaron no hacer nada con las plantas afectadas hasta la primavera, cuando fuera posible ver si había indicios de nueva vida. En algunos casos, fue necesario examinar cerca de la raíz, pero casi todas las plantas mostraron un nuevo crecimiento.
A veces la vida transcurre sin problemas, prácticamente sin problemas irresolubles, o sólo con unos pocos desafíos. Otras veces, las dificultades, como las heladas, son frecuentes e incesantes. El repaso de los mismos parece interminable. Nuestras reservas emocionales, físicas y psicológicas parecen llegar a su límite. A veces nos preguntamos por qué Dios permite estos desafíos. Tal vez incluso cuestionemos su amor.
En esos momentos, es fácil albergar resentimiento, echar la culpa a los demás e ignorar lo que podría ayudarnos. Pero recuerda que la Palabra de Dios dice: «todas las cosas cooperan para el bien de los que aman a Dios» (Romanos 8:28). Es importante mirar nuestras dificultades con objetividad, a la luz de este versículo. No, los juicios no son agradables. De hecho, son absolutamente terribles. Pero cuando dejamos de lado la actitud de «pobre de mí» y observamos el panorama completo, a menudo descubrimos que hay influencias que actúan para bien. Las pruebas ofrecen oportunidades para aprender y crecer como ninguna otra.
Recordar que Dios nos ama más de lo que podemos imaginar nos ayuda a saber que Él puede convertir incluso las cosas malas que nos suceden en algo bueno. Es en momentos como éste cuando necesitamos aferrarnos a Dios mediante la oración. Hablar con Él como nuestro mejor amigo y estudiar su Palabra.
¡Que cada uno de nosotros persevere cuando las pruebas nos sobrevengan! Que todos podamos soportarlas y recibir la corona de la vida que se nos ha prometido.
Ora:
Señor, cuando las pruebas me encuentren en el camino de la vida, sostenme y aumenta mi confianza y fe en Ti, para no olvidar que has prometido estar conmigo y darme la fuerza que requiero para sobreponerme a toda circunstancia conforme a Tu perfecta voluntad. Amén.
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