Escucha:
Porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad. (Filipenses 2:13)
Piensa:
Algunos de los testigos más efectivos del Señor son los que han pasado por circunstancias dolorosas y difíciles. Piense en cómo se ha extendido el evangelio en algunas partes del mundo donde se vive bajo pobreza, opresión y dificultades. O en las historias de ex criminales, víctimas de abusos y encarcelados por la fe.
El que los creyentes se conviertan en testigos más fuertes del Señor como resultado de las dificultades, dependerá de su respuesta a la crisis. Muchas personas cometen el error de enfocarse en la voluntad del hombre, en vez de hacerlo en la soberanía de Dios. Luego se encuentran con que es imposible creer que Dios producirá resultados positivos de su sufrimiento.
Quienes se sobreponen entienden que Dios usa cada experiencia para traer bien (Ro 8.28). Para confiar en ese principio, debemos estar conscientes de que todo lo que experimentamos está bajo la autoridad de nuestro Padre celestial bueno y amoroso. El tiempo de Pablo en la cárcel dio un fruto mejor y más abundante del que podría haber producido de otra manera (Fil 1.13). Extendió el evangelio a los soldados romanos, porque estuvo encadenado a ellos durante años. Cuando dirigimos nuestra atención a Cristo, Él nos muestra oportunidades para llevar el evangelio. Son oportunidades que no habríamos tenido de no haber sido por las circunstancias difíciles.
Usted está siempre en las manos de Dios. Enfocarse en la voluntad soberana del Señor y en el bien que tiene reservado para nosotros, no es fácil en tiempos difíciles. Pero Dios no permite que nada nos toque sin que Él lo convierta en algo para nuestro beneficio y para el bien de su reino.
Ora:
Señor, si el miedo y la angustia de una dificultad me hacen dudar, ayúdame a recordar que me encuentro en Tus manos y que Tu poder siempre será mayor a cualquier circunstancia.
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