Escucha:
Yo, pues, he oído de ti que puedes dar interpretaciones y resolver dificultades. Si ahora puedes leer esta escritura y darme su interpretación, serás vestido de púrpura, y un collar de oro llevarás en tu cuello, y serás el tercer señor en el reino. (Daniel 5:16)
Piensa:
Cuando nos sentamos en la presencia de Dios y buscamos su forma de pensar, su Espíritu nos convencerá del tesoro que tenemos en su nombre. Efesios 1, uno de los capítulos más grandiosos acerca de lo que significa «estar en Cristo», nos dice que tenemos «toda clase de bendiciones espirituales […] porque estamos unidos a Cristo» (v. 3): redención, perdón, conocimiento, esperanza, el Espíritu Santo, seguridad y una herencia incorruptible. Dios no ha escatimado en dones imperecederos para nosotros. No se nos pueden quitar, son accesibles inmediatamente y no podrían ser más grandiosos. En efecto, estamos sumamente bendecidos.
Aun así, desde nuestra perspectiva actual, el problema es el siguiente: no sabemos cómo lograr acceso a esos dones valiosos. Vemos nuestras necesidades físicas como mucho más urgentes y nuestras riquezas celestiales como mucho más distantes. Nos alegramos por la salvación que se nos ha dado, pero eso no nos ayudará a tomar hoy esas vacaciones que tanto necesitamos. Nos entusiasma la perspectiva del cielo, pero eso no pagará la hipoteca de este mes. Nos emociona estar sentados con Jesús al lado del trono de Dios, pero eso no asegura la posición que necesitamos para avanzar en nuestra carrera. ¿O sí?
Todo depende de cómo veamos nuestras hipotecas y carreras. ¿Son herramientas para una vida agradable al Señor? ¿O son una forma para asegurar nuestro cielo ahora? ¿Usamos las cosas de este mundo como un medio para propósitos eternos? ¿O las gastamos en nuestra satisfacción momentánea? ¿Dónde estamos invirtiendo en realidad? ¿Se especializa nuestra cartera de valores en las realidades espirituales? ¿Hemos aprendido que las inversiones actuales pueden tener créditos eternos? Si es así, nuestros ingresos y gastos son en realidad muy espirituales. Construyen el reino de Dios.
El materialismo es engañoso. A cada paso se nos estimula a vivir la buena vida, a darnos el gusto, a tomar el control de la vida y a aferrarnos a lo que tenemos. Estamos obsesionados con escalar en la vida. Nuestro problema es que hemos olvidado hacia dónde debemos escalar.
Conoce tu ciudadanía en el cielo e invierte en ella. Cuida de tus necesidades físicas y de las necesidades de otros, y vive entonces en el reino de Dios. Te dará dividendos para siempre.
Érase un hombre, aunque loco más de alguno lo tildaba; por más que de cosas se desprendía, más fue lo que le quedaba.
Ora:
Señor, Gracias por ser la solución de los dilemas de mi vida y gracias por hacerme un canal de bendición para otras personas. Ayúdame hoy a cumplir ese llamado. Amén.
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