Escucha:
Examina la senda de tus pies, Y todos tus caminos sean rectos. (Proverbios 4:26)
Piensa:
El consejo de este versículo no es sabiduría inusual; podría oírse de la boca de casi cualquier padre, en cualquier campamento de entrenamiento militar o psicólogo o experto en manejo emocional. El asunto para nosotros como creyentes es cómo definir sus términos. ¿Qué significa «recto»? ¿Cuáles son los caminos seguros?
Encontraremos un enorme desacuerdo entre lo que el mundo considera recto o seguro y las indicaciones por las que Dios nos guía. Mira a Abraham, por ejemplo. Él pensó que había elegido el camino recto y seguro cuando tuvo un hijo con Agar, tratando de cumplir la promesa de Dios (Génesis 16). Parecía que era la única manera racional. No obstante, el camino de Dios, aunque no era racional para los estándares humanos, era un sendero muchísimo más seguro. O mira a Jesús como otro ejemplo. ¿Quién de sus discípulos le habría dicho que el camino a la cruz era el camino de sabiduría? Según sus estándares, era un desastre. Para el estándar de Dios, era la expresión suprema de fidelidad y de verdad.
Cuando este versículo nos ordena trazar senderos rectos y permanecer en caminos seguros, no nos dice que sigamos la sabiduría convencional. No es una sugerencia para ir a lo seguro. Es una orden para seguir a Dios, para prestar oído a su sabiduría y para confiar en su guía, sin importar lo tonto que parezca para el mundo escéptico que nos observa. Es un llamado a cimentar nuestra vida en la realidad suprema de las Escrituras y no en el entendimiento finito de la lógica humana. Debemos entender que los caminos rectos y seguros son los que son rectos y seguros a los ojos de Dios, no a los nuestros, ni a los de nadie más.
Cuando buscas dirección para tu vida, no estés pendiente de si tu camino es seguro o arriesgado, convencional o controvertido. Solo considera si está cimentado en la verdad de Dios, si es sensible a su voz y si refleja sus
propósitos como se revelan en su Palabra. Este es, a la larga, el único camino seguro, recto y llano que existe.
El centro de la voluntad de Dios es nuestra única seguridad.
Ora:
Señor, dame la sabiduría para escoger los caminos rectos y seguros, según Tu voluntad y no bajo mi propio entendimiento. Dame la dirección necesaria para que mis pasos esten cimentados por la verdad de Tu palabra y para que mis propósitos sean respaldados siempre por aquello que sólo Tu tienes preparado para mí. Amén.
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