Escucha:
Sal fuera, y ponte en el monte delante de Jehová. (1 Reyes 19:11)
Piensa:
Muy a menudo una reprensión o lo que pensamos es nuestra peor derrota puede ser usado por Dios para proveernos con una especie de bendición disfrazada. Elías necesitaba que lo trataran así para que despertara en él una comprensión de su temor infundado. Un individuo como él no tenía derecho a estar indeciso y descontento. Si salía afuera y se ponía en el monte delante de Jehová en vez de esconderse en una cueva, ¡encontraría nueva inspiración a través de una nueva visión del poder de Dios! Cuando estamos viviendo en los bajos niveles de la tierra dejamos de captar las visiones inspiradoras de Dios, que son el verdadero apoyo de la vida profética. Debemos salir al sol y ascender al monte si queremos discernir esas pruebas del poder de Dios que están siempre disponibles para la renovación de la fe y el fortalecimiento de nuestro carácter, de nuestra confianza y de nuestro valor.
El reyezuelo de cresta dorada es uno de los pájaros más pequeños que existe. Se dice que pesa sólo la quinta parte de una onza y sin embargo, siendo sus alas más frágiles que cualquier otras, se enfrenta a huracanes y cruza los mares del norte.
A menudo parece en la naturaleza como si la omnipotencia obrara sólo en los organismos más frágiles; ciertamente la omnipotencia de la gracia se ve en mayor grado en el aquel que tembloroso pero decidido emprende su avance a la voluntad de aquello que se ha planteado.
En las praderas norteamericanas, las mariposas se dirigen al oeste en sus migraciones y avanzan sin detenerse aunque el viento esté en su contra y el mar enfrente. Las delicadas mariposas son la muestra de la perfección natural de la altivez y la determinación; como altivos y determinados nosotros, al entender que ante cualquier dificultad, Dios estará de nuestro lado.
Ora:
Señor, dame el valor para salir en el monte delante de Ti y recibir la revelación de las verdades, que esperas, obre en mi vida, siempre confiado, determinado y dispuesto, sabiendo que Tu presencia es constante y que nunca me darás una carga demasiado pesada, sin darme antes las fuerzas para levantarla, Amén.
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