30 de Diciembre: El Sermón de la montaña parte 7

Escucha:

Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina. (Mateo 7:26-27)

Piensa:

Jesús continúa su ilustración y ahora invierte el ejemplo adoptado en los versículos 24 y 25 para darle una dimensión opuesta a lo que había dicho; mientras que esos versículos hablaban del hombre prudente, describen la actitud de un hombre necio (uno que no está en su juicio, cuyos actos son contrarios al sentido común, en justa medida; demente, loco, delirante).

Es lógico que las tormentas de la vida afecten a todos sin distinción, sean o no siervos del Señor; no estamos libres de los contratiempos de la vida sólo porque vivamos una fe.

Pero lo que Jesús reafirma en sus palabras en este discurso es el resultado de una elección específica, y no sólo de la construcción de una casa que está sujeta a una tormenta.

La construcción de una relación espiritual con Dios es el factor que sostiene toda nuestra vida; elegir vivir esta realidad, a través de una fe nacida en el corazón, y no a través de acciones repetidas, es lo que hará una gran diferencia en todas las situaciones de la vida.

Porque si no estamos cimentados en la roca (que es Cristo) estaremos sujetos a un colapso humano y espiritual.

Cuántos “insensatos” conocemos y hasta juzgamos sus actitudes; pero es importante que sirvan de ejemplo para que nunca nos dejemos llevar por elecciones más fáciles o casuísticas, sino que elijamos seguir bajo la dirección del Señor!

Ora:

Señor, dame la sabiduría para elegir seguir bajo Tu dirección y Tu guía, sabiendo que siempre que cimiente mi vida en la roca de Tu Santas Escrituras y las verdades que en ella encuentro, podré disfrutar siempre de alcanzar la victoria, sin importar las pruebas que deba pasar antes de obtenerla. Amén.

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