Escucha:
Y cuando terminó Jesús estas palabras, la gente se admiraba de su doctrina; porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas. (Mateo 7:28-29)
Piensa:
Es impresionante cómo las palabras de Jesús, hasta el día de hoy, provocan admiración y encanto en personas de los más diversos orígenes sociales y culturales. Hay una fascinación por su doctrina, aunque no los lleve a adoptarla como una forma de vida.
Hubo más de 400 profetas en tiempos de Jesús, pero sus palabras estaban llenas de poder, llevando a la gente a cambiar sus vidas, recibiéndolas o negándolas. Nadie volvió a ser el mismo después de escucharlo.
Incluso los religiosos y los maestros de la ley fueron impactados y molestados por la verdad de Dios, tan clara y directamente expuesta por Jesús; estaban divididos entre admitir que todo era como Él hablaba y tener así que cambiar sus actos, o negar toda su doctrina y sofocarla para mantener sus dogmas y tradiciones.
¡Hoy no es diferente! Aunque la Palabra de Jesús es clara, actual e impactante, muchas personas siguen viviendo lejos de ella porque no quieren abandonar su estilo de vida; un hecho que les sigue alejando de una relación íntima con el Señor.
Es posible que los “religiosos”, que están obligados a anunciar la verdad de Cristo, sean como los escribas de su tiempo: “molestos e inertes” porque no adaptan sus vidas a todo lo que Jesús desea, esto es, hablar de manera diferente y con autoridad capaz de impactar nuestras vidas y cambiarlas para siempre.
En Palabra del propio Jesús: El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida. (Juan 6:63)
Ora:
Señor, transfórmame de manera que pueda aplicar Tus Palabras que son espíritu y son vida, en caminar diario junto a Ti, para de esa manera ser testimonio de Tu grandeza y tocar con mi ejemplo a aquellos a mi alrededor. Amén.
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