#Devocional
Durante una época particularmente tensa tuve un cambio de óptica que mejoró mi manera de abordar las cosas. En aquel tiempo estaba metido en varios trabajos de envergadura, tenía muchísimo que hacer y estaba cansadísimo, por no decir agotado. El versículo que me llevó a cambiar mi actitud frente a las circunstancias fue: «Hermanos, os ruego por las misericordias de Dios que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional» (Romanos 12:1).
Llegué a la conclusión de que las muchas horas de trabajo, el cansancio y las difíciles decisiones que debía tomar formaban parte de mi «culto racional». La mayoría tenemos obligaciones que a veces se tornan difíciles y pesadas, o nos vemos en situaciones espinosas que nos afectan personalmente. Por momentos nos sentimos tan cansados que pensamos que no podemos más.
Algunos personajes que dedicaron su vida a servir a Dios, algunos de nuestros antepasados en la fe —como Abraham, Moisés, San Pedro, San Pablo y otros cristianos sobresalientes como David Livingstone y la Madre Teresa— hicieron grandes sacrificios y soportaron muchas penurias y desgracias. En numerosas ocasiones no gozaron de buena salud, muchos sufrieron de soledad, otros batallaron contra la depresión, y a veces trabajaron largos años sin lograr grandes resultados. Cuando comparamos nuestra situación con la suya, nuestra perspectiva cambia.
El versículo que viene justo después de «presentad vuestros cuerpos en sacrificio vivo» es «transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento» (Romanos 12:2). Ese versículo da a entender que no debemos perder de vista la verdadera dimensión de los sacrificios que hacemos. Una actitud de alabanza, que sea realista y a la vez positiva, puede ayudarnos mucho. Cuando nuestra perspectiva se renueva y se ajusta a la del Señor, se produce una auténtica transformación en nosotros.
De modo que cuando te venga la tentación de pensar que la tienes muy difícil, examina desde ese nuevo punto de vista los sacrificios que te toca hacer. No podrás evitar verlos de forma más positiva.
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2 Corintios 4:18 Así que no nos fijamos en lo visible sino en lo invisible, ya que lo que se ve es pasajero, mientras que lo que no se ve es eterno.
Isaías 55:8 Porque mis pensamientos no son los de ustedes, ni sus caminos son los míos —afirma el Señor.
1 Pedro 5:10 Y después de que ustedes hayan sufrido un poco de tiempo, Dios mismo, el Dios de toda gracia que los llamó a su gloria eterna en Cristo, los restaurará y los hará fuertes, firmes y estables.
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