En octubre arranca próxima etapa.
Solo hace algunos días, cuando los trabajadores colocaron la última plancha para completar el techado del nuevo auditorio del Centro Conferencial de las Asambleas de Dios, se oyó fuerte una exclamación: gloria a Dios, hasta aquí nos ha ayudado y lo seguirá haciendo hasta terminar la obra.
Tras 15 años del primer picazo y después de un año de reiniciados los trabajos de rescate de todo el ensamblaje de acero, que amenazaba con destruirse, ya nuestro centro está completamente techado lo que ha significado una labor costosa y extraordinaria.
Decenas de obreros laboraron durante arduas jornadas diarias para rehabilitar miles de toneladas de acero que durante años permanecieron a la intemperie, aunque cientos se destruyeron definitivamente.
Hace pocos días se colocó la última lámina del techo de la edificación dotada de un material de polietileno de alta densidad revestido de poliuretano, una espuma de muy buen rendimiento capaz de aislar el calor del sol disminuyendo más de 30 por ciento la temperatura y que produce un ahorro de hasta 40 por ciento de energía.
El superintendente Nélsido Borg Cedeño resaltó este logro como un hecho extraordinario que marca un “camino sin retorno” hacia el final de la obra algún día, que espera no esté muy lejano, para ver concretado el sueño de miles de asambleístas que por años aguardan la terminación e inauguración de la edificación.
“Claro para alcanzar este objetivo necesitamos la ayuda de Dios en primer lugar y mucha oración y colaboración de nuestro liderazgo y membresía en todo el país y de aquellos que residen en el extranjero cuyos corazones están con su tierra y con su obra,” expresó Borg Cedeño en entrevista concedida a Luis Alberto Díaz, encargado de las comunicaciones del Concilio.
En la convención general del 2014 y ante el peligro de que millones de pesos se perdieran por el óxido y la herrumbre de las piezas metálicas que permanecieron por largo tiempo al aire libre, se levantó un movimiento para impedirlo. En ese entonces se hicieron donaciones voluntarias y cientos de pastores y laicos hicieron promesas de amor.
Meses después, bajo la dirección de un arquitecto cristiano, su compañía hizo un estudio de la situación y determinó la factibilidad de su rescate. Así se procedió a la tarea de limpieza, pintura y rehabilitación con modernas maquinarias de las vigas, tijerillas y otras piezas de hierro. Luego siguió la paciente colocación de todo ese ensamblaje y finalmente el techado.
Esta etapa de la obra será entregada en los próximos días, mientras el reverendo Borg Cedeño anunció que en octubre se espera arrancar con la fase siguiente que serán los cierres laterales, el concreto rústico del piso y la ubicación del escenario o plataforma.
El auditorio de nuestro Centro Conferencial tendrá una capacidad de alrededor de cuatro mil personas sentadas tanto en la nave central como en el mezanine. Tendrá un área subterránea con oficinas y salas para pequeñas reuniones.
Los miembros del Presbiterio Ejecutivo Nacional tienen la esperanza de que en enero próximo la obra esté más avanzada. Está dentro de los planes incluir en la convención un culto de acción de gracias u otra actividad en el interior del edificio.
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