#EnergiaPositiva
Todos pasamos por situaciones que dejan una huella profunda en el alma. Yo viví una de esas experiencias hace un par de años. Mientras oraba, Jesús me reveló: «Pondré a prueba tu fe dentro de poco, pero no temas. Será una época de reajustes». Diez días después, durante un viaje para llevar ayuda humanitaria a una zona de difícil acceso de Burkina Faso, África occidental, me encontré boca abajo dentro de un Land Rover que se había salido de la carretera y rodado hacia una zanja.
Recuerdo los siguientes días como un enjambre de visitas a hospitales, llamadas telefónicas, recuentos del incidente y palabras de agradecimiento a Dios por Su protección. Cinco personas pasamos por lo que podría haber sido un accidente mortal; sin embargo, la peor lesión que sufrimos fue una rotura de clavícula.
Dios tiene la increíble capacidad de sacar experiencias positivas de cualquier situación, como pudimos comprobar una vez más. Fuimos beneficiarios de la hospitalidad y empatía tan frecuente en todos los estratos de la sociedad africana. Todos, desde los taxistas hasta los doctores, sin olvidar a los embajadores, expresaron su preocupación por que estuviéramos bien atendidos. Yo también aprendí a apreciar más a mis compañeros, cuyos hematomas, contusiones e incluso una fractura no constituyeron un obstáculo para llevar ayuda humanitaria a varios orfanatos y aldeas lejanas.
No obstante, lo que me marcó más fue la enseñanza que me dejó el Señor acerca de mi vida espiritual. Como las ruedas de aquel Land Rover, que no estaban bien alineadas y resultaron ser la causa del accidente, mi espíritu también necesita mantenimiento con regularidad. De lo contrario, si no le hago revisiones frecuentes, se puede averiar de pasar por tanto bache y tanta roca en la ruta de la vida: dificultades, decepciones, pérdidas y otros percances. Y si no corrijo la alineación de mi espíritu, la próxima vez que me tope con un gran bache podría perder el control, salirme de la carretera y acabar en una zanja boca abajo.
La puesta a punto de nuestro espíritu, aplicando oración, nutriéndolo de elementos sanos y llevando una vida acorde con los principios divinos, es tan importante para nuestra felicidad y calidad de vida como poner a punto un vehículo en aras de la seguridad y el buen rendimiento en la carretera. Cuando nos esforzamos por mantener saludable nuestro espíritu y somos conscientes de nuestra capacidad y nuestras limitaciones, reaccionamos mejor ante cualquier imprevisto. La fe en el amor de Dios mitiga, como la amortiguación, el efecto de los baches. Una correcta alineación nos mantiene encauzados en la buena senda. Nuestra vida discurre entonces por el rumbo que Dios ha dispuesto.
¡Buen viaje!
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Juan 15:4 – Permanezcan en mí, y yo permaneceré en ustedes. Así como ninguna rama puede dar fruto por sí misma, sino que tiene que permanecer en la vid, así tampoco ustedes pueden dar fruto si no permanecen en mí.
Mateo 4:4 – Jesús le respondió:—Escrito está: “No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.”
Santiago 1:22-25 – No se contenten sólo con escuchar la palabra, pues así se engañan ustedes mismos. Llévenla a la práctica. El que escucha la palabra pero no la pone en práctica es como el que se mira el rostro en un espejo y, después de mirarse, se va y se olvida en seguida de cómo es. Pero quien se fija atentamente en la ley perfecta que da libertad, y persevera en ella, no olvidando lo que ha oído sino haciéndolo, recibirá bendición al practicarla.
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