#EnergiaPositiva
Cada uno de nosotros es receptor del amor y los cuidados de Dios. Cultivar una actitud agradecida para con Él nos lleva a tener esa misma actitud para con la vida y lo que nos depara. Cuando hacemos un alto y miramos a nuestro alrededor, cuando observamos las aves, las flores, el verdor, y reflexionamos sobre las cosas que disfrutamos —el amor que sentimos y que expresamos a los demás, nuestros hijos, nuestras experiencias—, nos damos cuenta de que nos sobran motivos para estar agradecidos. No es de sorprenderse que la gratitud sea un tema recurrente en la Biblia.
La gratitud nos lleva a prestar atención a todas las maravillas de que gozamos y no tanto a lo que creemos que nos falta o que todavía no hemos recibido. Al reconocer lo mucho que tenemos y pensar en esa abundancia con actitud agradecida se nos abre la puerta para recibir más bendiciones de Dios. Yo tuve esa experiencia tiempo atrás cuando filmé una serie de videos acerca de las parábolas de Jesús.
Mi primera sesión de filmación no salió muy bien. En realidad fue un desastre. Las secuencias tomaron muchas más horas de las que había previsto, y me quedé bastante defraudado con mi limitada capacidad de presentación. Más tarde, cuando oré para entender el porqué de lo que había ocurrido, me di cuenta de que tenía mucho que agradecer. Me siento muy bendecido por la oportunidad de estudiar esos pasajes de las Escrituras y explicar las transformadoras palabras que hay en las parábolas de Jesús. Asimismo estoy agradecido por los buenos aparatos a los que tengo acceso y por la tecnología que me permite divulgar un mensaje —específicamente el mensaje cristiano— por todo el mundo. Doy gracias porque todos los días, mientras estudio y preparo estos textos, mi fe se renueva, y porque Dios puede valerse de mí a pesar de mis falencias.
¿Qué efecto tuvo en mí el practicar la gratitud de esa manera? Pues bien, en primera medida mi corazón y mi espíritu, que andaban un tanto alicaídos, se reanimaron. Me sirvió para concentrarme nuevamente en Jesús y en lo que motiva este proyecto, en lo valioso que es y la razón por la que lo hago. Eso, por otra parte, me dio renovadas esperanzas de que, aunque la grabación del primer video hubiera sido muy dificultosa, la siguiente sería más fácil. Es decir, me sirvió para ajustar mis expectativas y me devolvió el valor.
Cuando llegó el momento de filmar el siguiente video, recé fervientemente para que resultara más fácil. Además le di gracias a Dios por la bendición que es este proyecto y por los dones que me ha concedido. Me alegro de poder decir que la segunda sesión fue menos accidentada y nos tomó mucho menos tiempo.
Algo que me ha ayudado a cultivar la gratitud es escribir un diario de agradecimiento. Me encanta, porque me sirve para recordar lo que Dios ha hecho por mí, las muchas alegrías que tengo, las oraciones respondidas, las victorias alcanzadas y lo que Él ha obrado en la vida de mis seres queridos. Me hace tomar conciencia de que Dios participa en mi vida, y eso me motiva a amarlo y darle aún más las gracias.
Ahora le recomiendo a todo el mundo que escriba un diario de agradecimiento. Si lo haces, te darás cuenta de lo especial que es cada día y de que cada cosita es maravillosa. Al detenerte a nombrarlas, verás que las aprecias mucho más. Nuestra gratitud por lo bueno hace que se produzcan más cosas buenas.
Cuanta más gratitud se expresa por lo que se tiene, más motivos se tienen para expresar gratitud. –Zig Ziglar (1926–2012)
La gratitud nos permite alcanzar la plenitud de la vida. Hace que lo que tenemos sea suficiente y hasta más. Convierte el rechazo en aceptación, el caos en orden, la confusión en claridad. Puede transformar una comida en un banquete, una casa en un hogar, un extraño en un amigo. Le confiere sentido a nuestro pasado, llena de paz nuestro presente y amplía nuestros horizontes de cara al futuro. –Melody Beattie (n. 1948)
Comienza por agradecerle a Dios algo de poca monta, y sigue haciéndolo día a día, añadiendo más cosas que sean objeto de tu alabanza. Descubrirás que se multiplican increíblemente, y en la misma proporción disminuirán las cosas por las que murmuras y te quejas, hasta que veas en todo algún motivo para dar gracias. –Priscilla Maurice (1811–1854)
¡Cultiva un espíritu agradecido! Te será como un banquete continuo. En nuestra vida no hay —o no debería haber— pequeñas misericordias; todas son grandes, pues no merecemos ni aun las más insignificantes. Un corazón verdaderamente agradecido halla en todo motivo para la gratitud y saca el máximo provecho hasta de las bendiciones más exiguas. –John Ross Macduff (1818–1895)
Necesitamos recordar deliberadamente las alegrías de nuestra jornada. Quizá deberíamos intentar poner por escrito las bendiciones que recibimos en un solo día. Podríamos comenzar, pero nunca terminar. No alcanzarían los bolígrafos ni el papel que hay en el mundo. –George Buttrick (1892–1980)
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Santiago 1:17 (NVI) Toda buena dádiva y todo don perfecto descienden de lo alto, donde está el Padre que creó las lumbreras celestes, y que no cambia como los astros ni se mueve como las sombras.
Hebreos 12:28 (NVI) Así que nosotros, que estamos recibiendo un reino inconmovible, seamos agradecidos. Inspirados por esta gratitud, adoremos a Dios como a él le agrada, con temor reverente,
Colosenses 3:15 (NVI) Que gobierne en sus corazones la paz de Cristo, a la cual fueron llamados en un solo cuerpo. Y sean agradecidos.
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