Al director musical. Sígase la tonada de «Los lirios del pacto». Salmo de Asaf.
Pastor de Israel,
tú que guías a José como a un rebaño,
tú que reinas entre los querubines,
¡escúchanos!
¡Resplandece delante de Efraín, Benjamín y Manasés!
¡Muestra tu poder, y ven a salvarnos!
Restáuranos, oh Dios;
haz resplandecer tu rostro sobre nosotros,
y sálvanos.
¿Hasta cuándo, Señor, Dios Todopoderoso,
arderá tu ira contra las oraciones de tu pueblo?
Por comida, le has dado pan de lágrimas;
por bebida, lágrimas en abundancia.
Nos has hecho motivo de contienda para nuestros vecinos;
nuestros enemigos se burlan de nosotros.
Restáuranos, oh Dios Todopoderoso;
haz resplandecer tu rostro sobre nosotros,
y sálvanos.
De Egipto trajiste una vid;
expulsaste a los pueblos paganos, y la plantaste.
Le limpiaste el terreno,
y ella echó raíces y llenó la tierra.
Su sombra se extendía hasta las montañas,
su follaje cubría los más altos cedros.
Sus ramas se extendieron hasta el Mediterráneo
y sus renuevos hasta el Éufrates.
¿Por qué has derribado sus muros?
¡Todos los que pasan le arrancan uvas!
Los jabalíes del bosque la destruyen,
los animales salvajes la devoran.
¡Vuélvete a nosotros, oh Dios Todopoderoso!
¡Asómate a vernos desde el cielo
y brinda tus cuidados a esta vid!
¡Es la raíz que plantaste con tu diestra!
¡Es el vástago que has criado para ti!
Tu vid está derribada, quemada por el fuego;
a tu reprensión perece tu pueblo.
Bríndale tu apoyo al hombre de tu diestra,
al ser humano que para ti has criado.
Nosotros no nos apartaremos de ti;
reavívanos, e invocaremos tu nombre.
Restáuranos, Señor, Dios Todopoderoso;
haz resplandecer tu rostro sobre nosotros,
y sálvanos.
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