Vivir para alabar

#Devocional

(Entrevista con Merlin Carothers)

En su larga trayectoria —tiene 85 años—, Merlin Carothers ha tenido tanto títulos honrosos como deshonrosos: desertor, contrabandista, perito en demoliciones, guardaespaldas presidencial, instructor de paracaidismo, pastor metodista, capellán castrense, piloto civil. Sirvió en el ejército de los EE.UU. en Europa, Corea, Vietnam y la República Dominicana.

Ha saltado 90 veces en paracaídas. A pesar de este impresionante currículum, afirma que descubrir la eficacia de la oración combinada con la alabanza fue una de las experiencias más emocionantes de su vida. Ha escrito más de una docena de libros en los que describe cientos de sanaciones físicas y mentales, casos de relaciones deterioradas que se arreglaron y otras situaciones imposibles que dieron lugar a milagros, todo ello gracias al poder divino liberado por medio de la alabanza a Dios.

Me reuní con Merlin en su oficina de San Diego, California, para que me contara sus experiencias.

Julia Kelly: Después de conocer a Jesús, ¿cómo descubrió lo que, a su entender, Él quería que usted hiciera en la vida?

Merlin Carothers: En el momento en que abracé el cristianismo supe que mi llamamiento era difundir la Palabra, dar a conocer el poder y el amor de Dios. No tenía la menor idea de cómo, ni dónde, ni cuándo hacerlo, pero sabía que ese era mi cometido.

¿Recuerda alguna ocasión en que la alabanza no parecía dar resultado, y sin embargo Dios lo sorprendió?

Junto con Mary —mi señora— estuve a cargo de una iglesia en California durante cuatro años. Luego las circunstancias nos obligaron a partir. Me costó aceptarlo. ¿Por qué nos había llevado el Señor a trabajar allí para después quitárnoslo? ¿Cómo podía ser esa la voluntad de Dios? Al cabo de dos semanas me llamó un hombre que dirigía un canal de televisión en Los Ángeles. Dijo que quería producir unos programas sobre la alabanza y que los haría gratuitamente. Después de grabar 10 programas quiso hacer más, hasta que finalmente filmamos 200. Yo nunca hubiera tenido los medios para producirlos por mi cuenta. Dios tomó una situación que parecía ser un revés para obrar otra de Sus maravillas.

¿Su relación con el Señor ha cambiado sustancialmente a medida que se ha hecho mayor?

He llegado a entender cada vez más la gracia de Dios. Naturalmente, siempre tuve la convicción de que Dios nos perdona; pero no lograba comprender cómo era posible que el amor que nos tiene no mermara cuando lo defraudamos. Si una mujer hiere a su marido, puede que este le diga sinceramente que la perdona. Así y todo, lo que ella hizo siempre estará en su memoria, y probablemente él abrigará la duda de que ella podría volverlo a hacer. Dios no es así. Cuando perdona, olvida.

¿Cuánto tiempo tardó en aprender a aplicar los principios de la alabanza?

Aprender a alabar toma toda una vida. Yo llevo tantos años haciéndolo que se ha vuelto un poco más automático, pero al principio no me resultó fácil: era un concepto totalmente desconocido para mí. Había estudiado la Biblia a lo largo de mi vida cristiana; no obstante, me llevó tiempo entender por qué Dios siempre estaba repitiendo: «Confía en que Yo procuro tu bien. No lo dudes nunca, ni tengas miedo, y Yo haré mucho más de lo que podrías pedir o esperar» (Romanos 8:28; Deuteronomio 31:8; Efesios 3:20). Y así ha sido.

¿A qué se ha dedicado desde que se jubiló?

Ya no ejerzo como pastor, pero estoy convencido de que debo seguir trabajando para el Señor hasta el día que muera. Eso hizo John Wesley (1703-1791), de quien soy un gran admirador; tenía 88 años cuando murió. Se levantaba a las 4 de la mañana a orar. Luego se montaba en su caballo y salía a predicar. Yo más que nada escribo. El Señor me habla sobre determinados temas. Me dice: «Esto preocupa a muchas personas. Escribe algo al respecto». Algunos de mis escritos son extremadamente sencillos y, sin embargo, esos son los que más conmueven a la gente. Mary dice que no dejaré de escribir ni cuando vaya camino de la morgue.

¿Qué consejo daría a quienes afrontan penurias, por ejemplo a los que han perdido su empleo y temen por su futuro?

Es muy difícil saber qué decir a los que pasan apuros económicos. Nunca les digo que den gracias al Señor por sus dificultades. Eso desanima a cualquiera. Lo que les recomiendo es que primero oren para que Dios cuide de ellos. Luego procuro ayudarlos a tener fe en que lo hará.

Salmos 147:1-2 ¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor! ¡Cuán bueno es cantar salmos a nuestro Dios, cuán agradable y justo es alabarlo! El Señor reconstruye a Jerusalén y reúne a los exiliados de Israel;

Salmos 136:1-2 Den gracias al Señor, porque él es bueno; su gran amor perdura para siempre. Den gracias al Dios de dioses; su gran amor perdura para siempre.

Salmos 96:1 Canten al Señor un cántico nuevo; canten al Señor, habitantes de toda la tierra.