15 de Noviembre: El valor de la actitud

Escucha:

Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; Porque de él mana la vida. (Proverbios 4:23)

Piensa:

La actitud es muy importante; nuestras actitudes se convierten en el comportamiento que mostramos. La actitud, buena o mala, comienza con los pensamientos. Un dicho bien conocido dice: “Siembra un pensamiento, cosecha una acción; siembra una acción, cosecha un hábito; siembra un hábito, cosecha un personaje; siembra un personaje, cosecha un destino.”

El destino es el resultado de la vida; el personaje es quien somos; los hábitos son patrones de comportamiento subconscientes. Nuestro destino, o el resultado de nuestras vidas, en realidad proviene de nuestros pensamientos. Ahí es donde comienza todo el proceso. No es de extrañar que la Biblia nos enseñe a renovar por completo nuestras mentes, desarrollando nuevas actitudes e ideales (ver Romanos 12: 2; Efesios 4:23). Debemos ser buenos estudiantes de la Palabra de Dios y desarrollar nuevos patrones de pensamiento, que finalmente cambiarán todo nuestro destino, el resultado de nuestras vidas. Podemos obstaculizar al Espíritu Santo con malas actitudes como la amargura, la ira, la falta de perdón, la maldad, la falta de respeto, la venganza o la ingratitud, y la lista podría continuar. El Espíritu Santo fluye a través de una actitud piadosa, no impía.

Examina tu actitud regularmente y cuídala con toda diligencia, como lo indica el versículo de hoy. Si necesitas cambiar tu actitud; todo lo que tienes que hacer es cambiar tus pensamientos.

Satanás siempre tratará de llenar nuestras mentes con pensamientos equivocados, pero no tenemos que recibir lo que él intenta darnos. Yo no tomaría una cucharada de veneno simplemente porque alguien me lo ofreció, y tú tampoco lo harías. Si somos lo suficientemente inteligentes como para rechazar el veneno, debemos ser lo suficientemente inteligentes como para no permitir que Satanás envenene nuestros pensamientos, nuestras actitudes y finalmente, nuestro destino.

Ora:

Señor, hazme consciente cada día de mis actitudes negativas, de aquellas conductas que no te glorifiquen y me impidan ser la persona que deseas que sea. Transfórmame cada día a Tu imagen y semenzanja y dame la sabiduría para aprender de Ti, en cada paso de ese proceso. Amén.

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