28 de Agosto: Pedir sabiduría y recibirla

Escucha:

Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada. (Santiago 1:5)

Piensa:

¿Por qué establecería Dios un proceso para que obtengamos sabiduría? ¿Por qué no simplemente nos la da? Debido a que pedir su sabiduría y recibirla nos lleva a una relación con él. La sabiduría que recibimos no es una información que se imparte, sino un carácter que se modela. Observamos quién es él y aprendemos a comportarnos como él. Llegamos a conocerlo mejor en el proceso. Su sabiduría es fácil de conseguir, pero debemos pedirla.

¿Te has encontrado con la necesidad de orientación en determinada situación? Nuestra tendencia natural es orar por dirección, pero Dios tiene una mejor manera. Ora por sabiduría y su orientación llegará a ser clara. Si oráramos por orientación, Dios podría responder solo dándonos información, pero si oramos por sabiduría, Dios responde al darnos su propia mentalidad.

Nosotros tenemos la tendencia de invocar a Dios por sabiduría solo cuando nos encontramos en alguna dificultad. No obstante, lejos de ser una petición de una ocasión, en un momento de necesidad, este versículo da indicios de un proceso continuo. No se trata de pedir sabiduría un día, cuando no sabemos qué más hacer; tenemos que pedir sabiduría diariamente, porque tarde o temprano nos encontraremos sin saber qué hacer. La provisión de Dios de su mentalidad frecuentemente se da por anticipado. Es más que instrucciones en cuanto a qué camino tomar; es un entrenamiento para una forma de vida.

¿Necesitas orientación? ¿Guía? ¿Sabiduría de lo alto? El paso crucial, que frecuentemente se descuida, es pedir. ¡Cuán frecuentemente tratamos de arreglar las cosas por nuestra cuenta! ¡Cuán a menudo le pedimos consejo a los demás antes de pedírselo a Dios! Pídele sabiduría ahora. Pídele frecuentemente. Haz que pedir sea una parte regular de tu vida. No esperes hasta que hayan problemas; conoce ahora la mente de Dios. Él la ofrece generosamente.

Hay una sabiduría profunda, inaccesible para el sabio y el prudente, pero revelada a los bebés.

Ora:

Señor, dame la sabiduría profunda, duradera y perfecta, que sólo Tú puedes ofrecer generosamente a quién te la pide de todo corazón. Amén.

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