Cuando Lo Bueno Es Mejor Que Lo Óptimo

#Devocional

Hay un dicho que reza: «Lo bueno es enemigo de lo mejor». La cuestión es que conformarse con algo que es apenas bueno puede implicar que deje de alcanzarse algo mejor. Parece ser un imperativo cultural en estos días que nunca nos conformemos con menos de lo que a nuestro juicio va a resultar mejor para nosotros. Sin embargo, yo estoy llegando a una conclusión diferente.

En mi búsqueda personal del mejor resultado posible en cada situación veo que a veces he dejado pasar buenas posibilidades. Por estar preocupado de que a la vuelta de la esquina podía estar lo que realmente quería he desaprovechado oportunidades. En esos casos, me parece que «lo óptimo» fue en realidad enemigo de «lo bueno». Por ir en pos del proverbial tesoro que debería estar al final del arco iris me perdí la belleza de este último. Probablemente sería más feliz si disfrutara del viaje en lugar de estar siempre obsesionado con llegar a mi destino.
Mientras pensaba en eso me acordé de algo que dijo Pedro acerca de Jesús: «Anduvo haciendo bienes». Jesús no dejaba pasar las oportunidades de hacer el bien.

También está el clásico pasaje de la carta de Pablo a los Romanos, en la que él escribe que «a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a Su propósito son llamados». Han sido muchas las ocasiones en que hallé consuelo en ese versículo cuando parecía que las cosas no marchaban del todo bien. Sin embargo, últimamente he reflexionado más sobre estas palabras y el hecho de que todas las cosas redundan en bien, no necesariamente en lo óptimo. No estoy seguro de estar en la mejor situación en este momento, pero sé que es buena, y en lugar de afanarme por lo que no tengo, puedo buscar y disfrutar lo positivo de mis circunstancias actuales.

Presumo que Salomón llegó a una conclusión similar cuando escribió: «He aquí, pues, el bien que yo he visto: que lo bueno es comer y beber, y gozar uno del bien de todo su trabajo […]; porque esta es su parte». Si esto es así, la constante búsqueda de lo ideal puede llevarnos a no apreciar lo bueno que ya tenemos.
¿Debemos, entonces, conformarnos con lo bueno? Tal vez no siempre; pero creo que si lo hiciéramos más a menudo seríamos más felices. Al fin y al cabo, ¡lo bueno no está mal!

Hechos 10:38 (NVI) Me refiero a Jesús de Nazaret: cómo lo ungió Dios con el Espíritu Santo y con poder, y cómo anduvo haciendo el bien y sanando a todos los que estaban oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.

Romanos 8:28 (NVI) Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito.

Eclesiastés 5:18 (NVI) Esto es lo que he comprobado: que en esta vida lo mejor es comer y beber, y disfrutar del fruto de nuestros afanes. Es lo que Dios nos ha concedido; es lo que nos ha tocado.

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