El Fruto Fundamental: El Amor

#Devocional

«El fruto del espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, mansedumbre y dominio propio. Contra estas cosas no hay ley».

¿En qué medida es importante el amor? Cuando le preguntaron a Jesús cuál era el mandamiento más importante, respondió: «“Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente”. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. De estos dos mandamientos depende toda la Ley y los Profetas». Dicho de otro modo: si eres capaz de hacer esas dos cosas —amar a Dios y al prójimo—, lo demás está resuelto. Los restantes mandamientos se formularon con el fin de enseñarnos a hacer el bien y obrar con amor.

¿Qué primacía tiene el amor entre los frutos que nos proporciona el Espíritu Santo? El apóstol Pablo concluyó su exposición de los dones del Espíritu con una exhortación a dar preponderancia al amor: «Ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor».

A primera vista parece muy sencillo; pero naturalmente no lo es. ¿De dónde saca uno tanto amor para interesarse por los demás, tratarlos con generosidad y entregarse con abnegación? ¿Cómo lograr que el amor nos motive a preocuparnos tanto por el bienestar del prójimo como por el nuestro, a amar aun a nuestros enemigos y a sacrificarnos por nuestros semejantes? Un amor así no es humano; es fruto del Espíritu Santo que obra en nosotros.

¿Cómo se obtiene? Si has aceptado a Jesús y recibido el Espíritu Santo, ya tienes cierta medida de ese amor, y puedes pedir a Dios que te conceda más. No obstante, la mejor fórmula para aumentar tu capacidad de amar es expresar el amor que ya sientes. «El alma generosa será prosperada; y el que saciare, él también será saciado». Un poquito de amor puede llegar muy lejos, más de lo que te imaginas.

Rasgo distintivo
Una parte primordial de la exhortación con que Jesús se despidió de Sus apóstoles en la Última Cena, antes de ser detenido, azotado y muerto, fue: «En esto conocerán todos que sois Mis discípulos, si tenéis amor los unos por los otros».
Los primeros cristianos revolucionaron el mundo con el amor de Dios que habían descubierto en Jesucristo. Su modo de vivir convenció a los romanos de que la fe que profesaban era auténtica.

1 Corintios 15:21-22 (NVI) De hecho, ya que la muerte vino por medio de un hombre, también por medio de un hombre viene la resurrección de los muertos. Pues así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos volverán a vivir,

Proverbios 5:18-19 (NVI)
¡Bendita sea tu fuente!
¡Goza con la esposa de tu juventud!
Es una gacela amorosa,
es una cervatilla encantadora.
¡Que sus pechos te satisfagan siempre!
¡Que su amor te cautive todo el tiempo!

Salmos 127:3-5 (NVI)
Los hijos son una herencia del Señor,
los frutos del vientre son una recompensa.
Como flechas en las manos del guerrero
son los hijos de la juventud.
Dichosos los que llenan su aljaba
con esta clase de flechas.
No serán avergonzados por sus enemigos
cuando litiguen con ellos en los tribunales.

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