Joel 2:28-3:8

»Después de esto,
derramaré mi Espíritu sobre todo el género humano.
Los hijos y las hijas de ustedes profetizarán,
tendrán sueños los ancianos
y visiones los jóvenes.
En esos días derramaré mi Espíritu
aun sobre los siervos y las siervas.
En el cielo y en la tierra mostraré prodigios:
sangre, fuego y columnas de humo.
El sol se convertirá en tinieblas
y la luna en sangre
antes que llegue el día del Señor,
día grande y terrible.
Y todo el que invoque el nombre del
escapará con vida,
porque en el monte Sión y en Jerusalén
habrá escapatoria,
como lo ha dicho el Señor.
Y entre los sobrevivientes
estarán los llamados del Señor.
»En aquellos días, en el tiempo señalado,
cuando restaure yo la suerte de Judá y de Jerusalén,
reuniré a todas las naciones
y las haré bajar al valle de Josafat.
Allí entraré en juicio contra los pueblos
en cuanto a mi propiedad, mi pueblo Israel,
pues lo dispersaron entre las naciones
y se repartieron mi tierra.
Se repartieron a mi pueblo echando suertes,
cambiaron a niños por prostitutas
y, para emborracharse,
vendieron niñas por vino.
»Ahora bien, Tiro y Sidón, y regiones todas de Filistea, ¿qué tienen en contra mía? ¿Quieren acaso vengarse de mí? Si es así, yo haré que muy pronto recaiga sobre ustedes su propia venganza, pues se robaron mi oro y mi plata, y se llevaron a sus templos mis valiosos tesoros. A los griegos les vendieron el pueblo de Jerusalén y de Judá, para alejarlos de su tierra.

»Sepan, pues, que voy a sacarlos de los lugares donde fueron vendidos, y haré que recaiga sobre ustedes su propia venganza. Venderé sus hijos y sus hijas al pueblo de Judá, y ellos a su vez los venderán a los sabeos, una nación lejana.» El Señor lo ha dicho.