#EnergiaPositiva
El estrés no es ningún caramelo. Para el estudiante que se mata repasando en el último momento los contenidos de un examen importante, para el padre o la madre que hace malabares por atender las demandas del trabajo y la familia, para el pariente o amigo cercano de una persona que sufre una dolencia grave, para el empresario que lucha por estar a la vanguardia y para los millones de personas que intentan mantenerse a flote a pesar de la inestabilidad económica reinante, los efectos debilitantes del estrés son bien conocidos.
Es posible que algunos de los principales factores que causan estrés hayan cambiado desde que se escribió la Biblia; sin embargo, los consejos y promesas que nos ofrece sobre el tema siguen tan vigentes hoy en día como hace miles de años.
Dios promete paz a quienes acuden a Él.
El Señor dará poder a Su pueblo; el Señor bendecirá a Su pueblo con paz. Salmo 29:11
Venid a Mí todos los que estáis trabajados y cargados, y Yo os haré descansar. Mateo 11:28
La paz os dejo, Mi paz os doy. Juan 14:27
Neutraliza la ansiedad con oración.
Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos. Filipenses 4:6,7
Echa sobre el Señor tu carga, y Él te sustentará. Salmo 55:22
Echando toda vuestra ansiedad sobre Él, porque Él tiene cuidado de vosotros. 1 Pedro 5:7
No te apartes de Dios.
Vuelve ahora en amistad con Él, y tendrás paz. Job 22:21
Mi presencia irá contigo, y te daré descanso. Éxodo 33:14
Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en Ti persevera; porque en Ti ha confiado. Isaías 26:3
Al Señor he puesto siempre delante de mí; porque está a mi diestra, no seré conmovido. Salmo 16:8
Confía en el infalible amor de Dios y en Su providencia.
¿No se venden dos pajarillos por un cuarto? Con todo, ni uno de ellos cae a tierra sin vuestro Padre. Así que, no temáis; más valéis vosotros que muchos pajarillos. Mateo 10:29,31
El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con Él todas las cosas? Romanos 8:32
Estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro. Romanos 8:38,39
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