Miqueas 4

#EnergiaPositiva

En los últimos días,
el monte del templo del
será puesto sobre la cumbre de las montañas
y elevado por encima de las colinas.
Entonces los pueblos marcharán hacia ella,
y muchas naciones se acercarán, diciendo:
«Vengan, subamos al monte del Señor,
a la casa del Dios de Jacob.
Dios mismo nos instruirá en sus caminos,
y así andaremos en sus sendas.»
Porque de Sión viene la instrucción;
de Jerusalén, la palabra del Señor.
Dios mismo juzgará entre muchos pueblos,
y administrará justicia
a naciones poderosas y lejanas.
Convertirán en azadones sus espadas,
y en hoces sus lanzas.
Ya no alzará su espada nación contra nación,
ni se adiestrarán más para la guerra.
Cada uno se sentará
bajo su parra y su higuera;
y nadie perturbará su solaz
—el SeñorTodopoderoso lo ha dicho—.
Todos los pueblos marchan
en nombre de sus dioses,
pero nosotros marchamos en el nombre del Señor,
en el nombre de nuestro Dios,
desde ahora y para siempre.
«En aquel día —afirma el Señor —
reuniré a las ovejas lastimadas,
dispersas y maltratadas.
Con las ovejas heridas formaré un remanente,
y con las desterradas, una nación poderosa.
El Señor reinará sobre ellas en el monte Sión
desde ahora y para siempre.
Y tú, Torre del Rebaño,
colina fortificada de la ciudad de Sión:
a ti volverá tu antiguo poderío,
la soberanía de la ciudad de Jerusalén.»
Ahora, ¿por qué gritas tanto?
¿Acaso no tienes rey?
¿Por qué te han venido dolores de parto?
¿Murió acaso tu consejero?
Retuércete y puja, hija de Sión,
como mujer a punto de dar a luz,
porque ahora vas a salir de tu ciudad,
y tendrás que vivir a campo abierto.
Irás a Babilonia, pero de allí serás rescatada;
el Señor te librará del poder de tus enemigos.
Ahora muchas naciones se han reunido contra ti.
Y dicen: «¡Que sea profanada Sión!
¡Disfrutemos del espectáculo!»
Pero ellas no saben lo que piensa el Señor,
ni comprenden sus designios;
no saben que él las junta
como a gavillas en la era.
¡Levántate, hija de Sión!
¡Ponte a trillar!
Yo haré de hierro tus cuernos
y de bronce tus pezuñas,
para que conviertas en polvo a muchos pueblos,
y consagres al Señor sus ganancias injustas;
sus riquezas, al Señor de toda la tierra.

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